sábado, 11 de julio de 2009

Mi Dulce Mariana

Era alemana, de los alemanes del Río Volga. Se radicó en Pigüé con su familia allá por el mil novecientos y pico siendo aún pequeña. O sea, que a muy temprana edad, ya había partido de Alemania a Rusia y de allí a la Argentina.
Y aquí creció en un campo... trabajaron la tierra y criaron ganado. Tenían caballos, una pequeña capilla, un piano en la sala, el cual Mariana tocaba con sus largos y finos dedos, perdiendo su mirada de un azul tan profundo como el cielo en un horizonte de pastizales verdes y amarillos.
En las tardes era habitual verla junto al ventanal y sus hermanas bordando preciosas piezas, las que aún hoy atesoro en mi armario y en mi corazón, también guardé sus gafas, sus cartas de amor, sus fotos y otros tesoros.
Cuando fue joven, al igual que las demás, concurrió a los bailes del pueblo y de los campos vecinos; sólo ella aprendió a conducir el automóvil de su padre y era la única mujer que participaba en las carreras de caballos... Casi todos los días salía a pasear con su fiel alazán por el campo.
Sus hermanas se casaron y también sus amigas... pero Mariana no tenía ni las menores intenciones. Más tarde eligió ser madre soltera, ya que no quiso casarse nunca con aquel soldado, del cual guardó siempre su retrato pero jamás me contó esa historia; me imagino para la época, el escándalo que esto debió haber causado...!
Evidentemente Mariana era diferente a las demás en varias cuestiones, pero a la vez tan especial que jamás fue rechazada por nadie.
Hoy, a través de los años, está viva en mi recuerdo, un ser dulce, apacible, paciente, comprensivo, que me recibía cada día con fuertes y largos abrazos, tasones de leche y tortas para merendar, que me contaba cuentos aupada en su falda y me arrullaba en la cama antes de dormir...
Mariana era así... Mariana era mi Abuela.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

nice the old day's photo....


Get More Details

Eliana Prost Ruppel dijo...

Hermosa historia, coincide con la de mis antepasados, es tan increíblemente rico conocer esas historias. Me gusta lo que haces porque lo haces con convicción.
Un abrazo!