jueves, 23 de julio de 2009

La asignatura pendiente de Julia

Antes de regresar a Madrid, Julia se encontraría con él. Era el pasado que volvía.
Sólo le quedaban dos días en Buenos Aires, no podía dejar de verlo...
A doce mil kilómetros la esperaba la rutina de siempre, las mismas sábanas, los mismos besos...
Esa noche caminó hacia el lugar acordado para la cita.
Su corazón ya galopaba en el pecho cuando él apareció ante sus ojos, como salido del sueño de tantas noches.
Se miraron durante largos instantes, queriendo guardar en sus retinas este momento, como una foto.
No sabían bien si tomarse de las manos, caminar sueltos o del brazo.
Recorrieron bares que ya conocían, revisaron gustos compartidos, libros, música, tomaron café, compraron dulces y cigarrillos...
Parecía que el tiempo no había transcurrido, que el pasado era hoy y el futuro no existía.
De a ratos el silencio se dejaba oír, como dando permiso al beso tan ansiado, pero en cambio, se regalaban sonrisas el uno al otro a cada paso.
Todo era mágico y el entorno contribuía con esta complicidad, la noche, las luces, la gente que andaba presurosa sin verlos, todo estaba de acuerdo con ellos.
Y de pronto sucedió, como si los hubiera envuelto un huracán, se arremolinaron entre abrazos y besos, roces, manos desesperadas por volver a acariciar y sentir... lenguas de fuego y dedos ardientes reconociendo paisajes, dulces sabores conocidos...
En ese torbellino apasionado transcurrieron las últimas horas de Julia en Buenos Aires.
Al despegar el avión aún tenía el aroma de él en la piel.
Su sueño se había hecho real y también la culpa. Pero... en fin... esto era parte de su propio pasado, de su propia historia, era algo pendiente con ella misma y de ahora en adelante sólo sería un recuerdo.

2 comentarios:

Marcelo dijo...

El problema de algunos recuerdos a veces se parece al de los chicos. No quieren quedarse quietos mucho tiempo...
Un beso!

Anónimo dijo...

a nice kiss shoot but for love purpose only...

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